Quito, 23 de enero del 2017
Constituidos como jurados, Carlos Ferrer (España), Iván Rodrigo-Mendizábal (Bolivia), e Iván Égüez (Ecuador), para discernir el Premio La Linares de novela breve, 2016, recibimos 62 novelas bajo los requisitos estipulados en las bases de la convocatoria.
Leídos los trabajos se realizó una primera ronda de preselección donde pudimos apreciar un grupo de novelas que se consideraban de mejor nivel, tomando en cuenta la calidad de su escritura, su contenido, y los recursos novelísticos.
En la siguiente fase de selección se convino en que no existía una novela que destacara nítidamente sobre otras ni que lograra alcanzar el estatuto de premio único. Sin embargo, destacaron con similar calidad las novelas: La sincronicidad azarosa de los trenes, presentada por el seudónimo Kim Yu; Los juguetes que perdimos en el camino, presentado por George Borewell; Adela, firmada por Tadeo.
Con estas consideraciones, el jurado determinó distinguir con Menciones de Honor, por igual, y sin ninguna prelación, a las tres novelas mencionadas. El jurado sugiere a los organizadores dividir el premio pecuniario entre las tres menciones.
El jurado fundamenta su decisión por los méritos notorios que, en términos generales, son los siguientes:
La sincronicidad azarosa de los trenes tiene una estructura abierta, posmoderna, donde confluyen la non fiction, entrevistas polifónicas, disquisiciones estéticas y sincronías textuales sobre el tema central, todo lo cual confluye en la figura del pintor Crow, diseccionado desde numerosos puntos de vista, todos ellos necesarios para poder construir el personaje referencial. El final no es contundente, pero la obra merece el reconocimiento.
Los juguetes que perdimos en el camino es una obra que va de menos a más, que construye morosamente un personaje obsesivo (coleccionista de juguetes, recolector de perros callejeros), y su relación con el inframundo que le rodea y, del cual, el personaje se aliena y evanece, pero que al mismo tiempo hace ver la inutilidad de la dedicación frente a una realidad que le sobrepasa. El autor obliga al lector a inmiscuirse con su propia experiencia en un mundo referencial que no busca al lector pasivo y en el que se destaca el juego entre realidad y ficción.
Adela es la luz y sombra no solo del personaje que provoca la historia (un individuo en estado de coma) sino el mundo íntimo de quienes lo rodean en un permanente hilo reflexivo sobre el derecho a vivir y el derecho a morir. Novela, si se quiere, cruda y problematizante, cuyo final cierra la historia y abre la discusión obligando al lector a preguntarse sobre el tema. Podría decirse que es una novela psicológica, pero sobre todo una escritura basada en la introspección, bruñida, apelativa, casi inmisericorde.
Abiertos los sobres que contenían los nombres de los autores se constató que las novelas mencionadas correspondían a:
Los juguetes que perdimos en el camino, Roberto Ramírez;
Adela, Modesto Ponce;
La sincronicidad azarosa de los trenes, Luis Alberto Bravo.
La entrega de los premios se hará el 23 de abril de 2017 que coincide con la celebración del Día Internacional del Libro, en ceremonia especial a realizarse en Casa Égüez, el nuevo centro cultural de la Campaña de Lectura Eugenio Espejo, próximo a inaugurarse.
Es dado en la ciudad de Quito, el 23 de enero de 2017.
Firman los jurados
Los juguetes que perdimos en el camino
Roberto Ramírez
La sincronicidad azarosa de los trenes
Luis Alberto Bravo